sábado, 26 de mayo de 2018


SUICIDIO E INTENTOS DE SUICIDIO.


En base a las problemáticas que enfrenta nuestra sociedad podemos entender qué es el suicidio, un tema ampliamente difundido y expresado a lo largo de la adolescencia de muchos jóvenes, este concepto puede estar estrechamente ligado y entendido por jóvenes como nosotros, sin embargo, es importante entenderlo a grandes rasgos, conocer el comportamiento por el cual atraviesan estas personas con tendencias adictivas y suicidas.

Tomando en cuenta los factores sociales, Emilio Durkheim plantea la importancia de las condiciones sociales y culturales en la determinación del suicidio y sostiene la necesidad de promover la integración del individuo a la sociedad evitando el aislamiento y la anomia o desorganización social. Durkheim clasifica tres formas de expresión del suicidio que están en relación con un estado de aislamiento que suponen la desorganización del yo. Estas clasificaciones son: Suicidio altruista, suicidio egoísta y suicidio anómico.

El suicidio altruista se produce cuando el sujeto asume la necesidad de su muerte como acto heroico por el bien de la sociedad o del grupo del que forma parte, generalmente con una marca fuerte de lo religioso en el amplio sentido de la palabra.

El suicidio egoísta se enmarca en el terreno de una decisión individual, que no considera a los otros, y se presenta cuando hay disgregación o pérdida de cohesión de una sociedad y fallas en su función de sostén social.

El suicidio anómico se presentaría en una sociedad con un sistema normativo debilitado y con derrumbe de los valores sociales según Durkheim, lo cual se podría enlazar en lo individual con la ausencia de ley y la desprotección total para los sujetos que se encontrarían entonces en total desamparo.

El acto suicida es definido como aquel en que se pretende quitar la vida propia guiado por un deseo de muerte. Este acto no implica que su intención siempre sea lograda, pero sí que se cuenta con una ideación suicida, un plan y las herramientas para llevarlo a cabo.

El deseo de muerte está presente en todo sujeto a lo largo de su vida, como resultado de la pugna de pulsión de vida y pulsión de muerte, sin embargo, parece estar vigente, victorioso o triunfante, y con fuerza suficiente como para concretar su propósito, en aquellos que al no lograr su intento continúan haciéndolo durante gran parte de su vida, algunos logrando su muerte, otros no.

Este deseo de muerte, está ligado a la agresión que alguien ejerce sobre sí mismo, en un acto que parece pretender terminar con un sufrimiento intolerable para el sujeto.

Hay planteamientos por parte de Sigmund Freud acerca de la muerte en donde se habla respecto a la ausencia de representaciones de la propia muerte, inimaginable e inverosímil, podríamos afirmar que la muerte propia es muerte de otro, porque con lo que se propone terminar a través del acto es con la palabra que provoca angustia o desesperación o deja al sujeto en la más desvastadora o mortífera desolación. “No querer saber más nada…”, “no querer escuchar”, o “no querer pensar más” es lo buscado en el intento de suicidio en sujetos que recurren al acto que por alguna razón falló y no llegó a la muerte.

[…Nuestro inconsciente nos obliga a ser héroes que no pueden creer en su propia muerte; presenta a los extraños como enemigos a los que debemos dar o desear la muerte, y nos aconseja sobreponernos a la muerte de las personas queridas. Pero acabar con la guerra es imposible; mientras las condiciones de existencia de los pueblos sean tan distintas, y tan violentas las repulsiones entre ellos, tendrá que haber guerras. Y entonces surge la interrogación. ¿No deberemos acaso ser nosotros los que cedamos y nos adaptemos a ella? ¿No sería mejor dar a la muerte, en la realidad y en nuestros pensamientos, el lugar que le corresponde y dejar volver a la superficie nuestra actitud inconsciente ante la muerte, que hasta ahora hemos reprimido tan cuidadosamente?

Esto no parece constituir un progreso, sino más bien, en algunos aspectos, una regresión; pero ofrece la ventaja de tener más en cuenta la verdad y hacer de nuevo más soportable la vida. Soportar la vida es, y será siempre, el deber primero de todos los vivientes. La ilusión pierde todo valor cuando nos lo estorba. Recordamos la antigua sentencia; si quieres conservar la paz, prepárate para la guerra. 
La cual debería ser modificada; si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte…]

“Nuestra actitud ante la muerte” de Sigmund Freud.

6 comentarios:

  1. Excelente información, está bien estructurada.

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  2. Tu información esta muy completa, presenta varios puntos relevantes. Excelente.

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  3. Es una información demasiado interesante, ya que como lo menciona la mayoría sólo tomamos al suicidio como un problema y ya leyendo esto me puede dar cuenta de que se influye muchas cosas y se clasifica de una manera muy sencilla e interesante ��

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  4. Tu información es muy buena y creo que puede ser de interés y ayudar a muchos, muy bien!

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  5. La información que proporcionaste es fácil de comprender, muy completa e interesante compañera.

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  6. La información es buena, coherente e interesante

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